En una prueba extrema de ingeniería, los tres vehículos salieron de la sede de Land Rover en Solihull, Reino Unido, para recorrer los 16.800 km de distancia de la Ruta de la Seda con destino a Bombay, capital de la India, en un viaje de 53 días de duración. La misión condujo a los vehículos a través de Europa en dirección a Asia Central, recalando en ciudades míticas de la Ruta de la Seda como Bukhara y Samarkanda, a lo largo de una ruta que les llevaría a su desafío final: el Himalaya.
En las grandes altitudes de la meseta tibetana, los Range Rover Hybrid se enfrentaban a un elemento desconocido. A 5.000 metros de altitud, la baja presión atmosférica suponía un enorme desafío para los motores y los sistemas de refrigeración del Land Rover y también para sus pasajeros. Más de un tercio de los catorce miembros del equipo sufrieron dolores de cabeza y dos necesitaron oxígeno. Sin embargo, los Hybrid demostraron una clara ventaja. Sus motores eléctricos fueron capaces de contrarrestar la disminución de eficiencia que experimentan los motores de combustión interna ante una reducción de los niveles de oxígeno.
A su llegada a Bombay, los tres Hybrid, fuertemente cargados y castigados por los rigores el viaje, habían consumido entre 7,6 y 7,8 litros a los 100 km, confirmando que el Range Rover Hybrid es tan robusto como cualquier otro Land Rover, además de un magnífico todoterreno preparado para enfrentarse a cualquier desafío.